El Orador Principiante, improvisa.
El Amateur, planea.
El Profesional, practica.
Cuando hablamos con pasión,
dejamos de ser “Ellos y Yo”
y pasamos a ser “Nosotros”.
Si la Oratoria fuera como el Ajedrez,
nuestra Mirada sería la Reina;
y nuestra Voz, el Rey.
David Walfisch